Creyendo que era más práctico y tirando de nuestra lógica, cogimos un bus directo desde Sapa hasta la ciudad de Halong Bay para no tener que pasar por Hanoi y desde allí enlazar directamente hacia la isla de Cat Ba desde donde queríamos disfrutar de la bahía. Y lógicamente no hubo lógica, o por lo menos la nuestra: después de 11 horas en un autobús «medio medio confortable», a las 6 de la mañana nos vimos en un estación casi abandonados con la única «ayuda» de un comercial de la empresa de transportes que nos intentaba conquistar sin aún entender por qué. Nuestra información para llegar a Cat Ba creíamos era sencilla, en el muelle de Halong coger ferry hasta el muelle de Cat Ba y allí un autobús para llegar a la ciudad, pero fue bastante más divertido.El comercial nos estuvo mareando/reteniendo durante casi dos horas haciendo tiempo para que cogiéramos su crucero por la bahía durante todo el día por 35 $/p, en cuanto detectó que esto no era lo que queríamos y que estábamos haciendo nuestras gestiones empezó a ponerse nervioso y a mover sus hilos para evitar que nos llevara ningún taxi y complicarnos la vida todo lo posible, y lo consiguió, vaya si lo consiguió.

Junto con 3 amigos franceses con los que habíamos coincidido en el bus, cogimos dos taxis dirección a donde imaginábamos salía el ferry comercial, y nuestra imaginación acertó, pero al llegar nos dijeron que allí ni ferry ni nada, que por el mal tiempo no había ferry (el tiempo era bueno) y la única opción que teníamos era una lancha por 1.000.000 de dongs (41 €). Todo era muy raro, los se supone trabajadores del muelle apenas nos hacían caso y un par de veces nos pasaron sus móviles para hablar no sabemos con quién, los taxis que nos habían llevado hasta allí estuvieron unos minutos esperando como dando por hecho que nos tenían que regresar al punto de partida,… Después de casi una hora barajando las opciones decidimos coger la lancha por 900.000 dongs y justo cuando salíamos llegó un ferry que nos sembró la duda para siempre de si era el que queríamos coger. Durante apenas 25 minutos tuvimos nuestra primera toma de contacto con algunas de las más de 2000 islas que conforman la maravillosa bahía de Halong Bay.

Nos dejaron en el muelle donde creíamos se cogía el autobús para recorrer la isla desde el norte hasta el sur y llegar a la ciudad de Cat Ba desde donde queríamos organizarnos. Allí nos avasallaron una gran cantidad de motocicletas con intención de llevarnos no sabíamos dónde, pero no, en nuestro empeño por autorresolvernos la situación quisimos indagar para encontrar el famoso autobús y después de 30 minutos dando vueltas descubrimos que allí no había nada. Así que en ese momento nos vimos cada uno con nuestras mochilas llevados en motocicleta agarrándonos donde podíamos con una mezcla de congojo y de disfrute. Apenas 5 kilómetros después, la carretera estaba inundada y allí nos estaba esperando otro ejército de locales con carretillas preparadas para cruzar ese tramo, nos mirábamos entre nosotros con una mezcla de estupefacción y de impotencia, pero dando por hecho que era lo que había y que ya, en ese punto, teníamos que salir de allí. La predisposición de esta gente por ayudarnos a llegar donde queríamos era directamente proporcional a sacarnos todo el dinero que pudieran, era como las diferentes fases de un videojuego, a cada cual más corta y surrealista, pero dar marcha atrás era más complicado así que las íbamos superando combinando los enfados puntuales con el cachondeo permanente. Y llegamos al bus, pero al bus que nos tenían preparado ellos, no al que íbamos buscando nosotros, y de nuevo dinero, y de nuevo acaloramiento, y de nuevo…


Después de 15 horas y un bus, un minibus, un taxi, una lancha, una moto, una carretilla y otro bus estábamos en Cat Ba city 😀

Y volvió a aparecer el disfrute: las hermanas y yo fuimos a alquilar una moto para movernos con libertad y como valía una fortuna (6€/día) decidimos coger una para los tres 👭👱🏼🚲; nos fuimos hasta una zona de la isla donde investigamos que podíamos alquilar kayaks y recorrer parte de la bahía brazada a brazada. Estuvimos 4 horas y, aunque fue algo cansado, disfrutamos de lo lindo descubriendo playas paradisíacas e islotes inmensos.

  
  

Al caer la tarde descubrimos con la moto las playas de la ciudad entre cerveza y bañito nocturno. Por la noche, quedamos a cenar con los amigos franceses compañeros de la fatiga matutina y nos atrevimos con varios platos de marisco bastante sabrosos y baratos.


Hoy nos costó arrancar, entre las dudas de cómo organizar la siguiente etapa y el desayuno con los franceses para despedirnos nos dieron las 11:30 de la mañana; los cruceros para disfrutar de toda la bahía habían salido a las 8 de la mañana y parecía que nos íbamos a tener que conformar con los islotes cercanos en alguna lancha pequeña. Pero de nuevo en nuestro afán por buscarnos la vida dimos con un pescador local quien se prestó a llevarnos en su barca y consiguió que viviéramos otro de los momentos TOP del viaje. Estuvimos todo el día recorriendo la bahía como queríamos y a nuestro antojo sin sentir ninguna envidia de los cruceros llenos de turistas donde se supone debíamos estar nosotros. Íbamos por bastante menos dinero en nuestro barco encantador parando donde queríamos y bañándonos en sitios paradisíacos. Ha sido fantástico.
    
  
  

Y amanece un nuevo día de mochila, para rematar el viaje me gustaría disfrutar de las playas y paraísos que se supone hay en el centro, así que a las 7 am hemos cogido un bus de media hora para subir al norte de la isla, allí un bote para volver a la península a la altura de Hai Pong, y desde aquí dos autobuses más hasta llegar a Hanoi. Para completar el trayecto al aeropuerto otros dos autobuses urbanos. La jornada continúa con un retraso de 2 horas en el vuelo a Da Nang, con lo que despegamos 12 horas después de subir al primero de los 7 medios de transporte del día. Bueno, lo tenemos asumido, desplazarse aquí, aunque sea en avión, es muy lento, realmente cada vez que nos movemos echamos casi el día pero… Aterrizamos en Da Nang cerca de las 9 pm


Aunque ya no hay autobuses, decidimos irnos directamente a Hoi An en taxi que creemos que merece más la pena que esto, y acertamos, ciudad de cuento: entre el encanto de sus calles y el buen tiempo para disfrutar de las playas mi viaje va a ir prescribiendo aquí.

Por el día con nuestras inseparables bicis fuimos descubriendo maravillosos y formidables rincones, todos los comercios, mercados y restaurantes intentan cuidar el más pequeño detalle, y eso hace que te apetezca pararte en todos los sitios.


  
  
    


  
 

Cuando cae el sol te das cuenta verdaderamente de lo que puedes sentir en esta ciudad, sus farolillos y sus recobecos te atrapan de tal manera que quieres estar dando paseos y observando constantemente.


  
  
  
  
Hoy las hermanas continúan su ruta hacia el sur de Vietnam para concluir en Camboya; de nuevo me asaltan simultáneamente el cariño y la nostalgia al tener que despedir a unas personas geniales que acabo de conocer y es como si formaran parte de mi vida desde hace años, quizá sea el billete que hay que pagar por descubrir gente y lugares a la par; y para suplir su ausencia no tengo otro remedio que hacerme cuanto antes con nuevos amigos.


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