Me encanta rodearme de niños (y de mayores), me encanta rodearme de gente, echar el rato y charlar de lo que sea. Así vivo y viajo desde hace años, confiando siempre desde el primer segundo en que hay muchas más personas buenas que malas, confiando en que nadie te va a robar o a hacer daño, por eso de manera despistada me dejo las llaves en la puerta de casa o del coche habitualmente y nunca me ha pasado nada. La confianza se tarda un siglo en ganar y un milisegundo en perder, pero siento que confiar desde el principio trae muchísimas cosas geniales y te abre puertas que jamás creerías atravesar.
Y supongo que esta perspectiva es la que hace que aparezcan tantas personas especiales a nuestro lado bien sea para gozar unos días por este destino sorpresa o directamente por Tanzania, Uganda, Kenia, México o donde sea. Porque lo importante no es el destino, lo importante es no perdérselo.
Cada vez que sacamos plazas para alguna aventura las agotáis rápidamente y sí, sabemos que conseguimos algo diferente y que suele ser excepcional pero tampoco somos ciegos: son aventuras que con todo bien hecho a nivel burocrático y legal, con todos los permisos, licencias y seguros para poder llevar gente por el mundo, es imposible hacer más económicas, sobre todo en África, donde todas y cada una de las visitas que planteamos desde el punto de vista de cooperación y viaje alternativo sumando todas las emociones y sensaciones que a través de nuestros viajes nacen, crecen y permanecen y acaban siendo un MÁSTER DE VIDA que ni con todos los euros del mundo podríamos estudiar.
Así que de ahí gran parte del éxito. Y es lo que hemos pretendido desde el principio, un precio justo y asequible para todo el mundo que le apetezca confiar y dejarse llevar a lugares donde, literalmente, a nosotros nos ha cambiado la vida. Aunque ahora, dada la situación económica mundial, estuvimos a punto de cancelar todos los viajes de verano porque directamente cubrir gastos era imposible, pero esto es JUNTOS MOLA MÁS y, gracias a los viajes de la primera parte del año y a los sucesivos que seguiremos haciendo, unos apoyan a otros y cancelar era la última opción. Así que sí, se puede decir que los viajeros de este verano podréis disfrutar de vuestras próximas aventuras gracias a otros molamasitos que ni siquiera conocéis porque la ilusión agranda el corazón y lo último era quitárosla.
Al principio, en todos los proyectos de Juntos Mola Más, a las personas locales responsables de estos les digo lo mismo: “voy a confiar en ti, voy a confiar en vosotros, hasta que nos deis motivos para no hacerlo”. Hay muchos sitios donde ayudar y, si algo no funciona, puedes intentar cambiarlo o poner punto y final y continuar el camino. Jamás, en estos 5 años de andadura de proyectos molones, nadie nos ha dado motivos para desconfiar, pero gestionar dinero es complicado, muy complicado, y con personas de diferentes culturas, pensamientos y formas de hacer las cosas aún más, raro es el sitio donde no tenemos que estar encima para que nos justifiquen la inversión de alguna manera (tickets, facturas, recibos,…).
Igual de complicado que luchar porque nuestro paso sea lo más efímero posible a nivel visual pero lo más eficiente posible a nivel desarrollo sin saltarnos ninguna de las fases naturales de crecimiento. En todos los países, alrededor de los proyectos, tenemos familia y amigos de verdad que raro es el día que no nos piden dinero, un móvil o simplemente algo para comer. Es durísimo tener que decirles que NO permanentemente e intentar de alguna manera darles cañas para que pesquen y no directamente el pescado para que no se corrompan. Y ahora con la pandemia… podéis imaginaros la situación en muchos sitios. Tenemos que lidiar con tantas personas alrededor de todos los proyectos que a veces nos es muy difícil ser ecuánimes y justos con la gestión de vuestro dinero y no caer en la “trampa” (muy entre comillas) del director del proyecto X, del vendedor del souvenir A o del gerente del hostel Z porque su hijo no pueda ir al cole, su madre no tenga un trozo de pan o su mujer esté enferma y se esté muriendo.
Pero lo bueno es que, a pesar de nuestras negativas, todos lo entienden y nos reciben con su mejor sonrisa cuando nos volvemos a ver, saben que nuestro impacto es brutal tanto en los proyectos como en el entorno por donde pasamos y nos quieren de verdad, con el amor que no se compra ni se vende.
Y así funciona esto, con la confianza por encima de todo, de nosotros en ellos, de vosotros en nosotros y por dónde empecemos da igual. |